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Dibujar objetos, paisajes y personas utilizando, para ello, la fuerza diferenciadora que proporciona el grafito es un ejercicio relativamente fácil de aprender. Crear volúmenes y proporciones, reflejos, planos con distinto grado de profundidad y brillos ocasionados por el impacto de la luz sobre el tema a dibujar es una técnica igualmente sencilla de asimilar. Como toda habilidad y oficio, es necesario combinar la práctica y la paciencia con la dedicación y el trabajo. El visitante de nuestras páginas de dibujo a grafito encontrará, sobre todo, algunos resultados realizados por un dibujante no profesional que, con tiempo y dedicación, como decimos, ha conseguido acercarse al realismo que la técnica del blanco y negro, también del lápiz de color, puede conseguirse sobre papel de gramaje medio.

En una website de dibujo y creación artística lo mejor es mostrar resultados. Una paseo lento y, a la vez, pausado, por nuestra Fotogalería podra ofrecer al visitante no sólo la impronta de nuestro trabajo sino un sinfín de detalles que, depués de un largo tiempo sin dibujar, Santiago J. retoma justamente con la entrada del año 2014. Cada uno de los apartados que forman parte de nuestro dominio ofrece información y contraste sobre los dibujos presentados. El ojo, mucho más que el pulso de la mano con el lápiz en un momento dado, juega un papel importante en nuestra creación artística. La observación atenta y detallada de la obra de arte, cualquiera que sea, proporciona libertad, atención, crecimiento del espíritu, energía, belleza, paz interior, descanso, relajación.... La herramienta que hemos escogido para presentar nuestros dibujos en este dominio y con este estilo es el lápiz y su escala. Los lápices permiten trazar sombras con relativa facilidad, dejar espacios en blanco incluso borrar zonas cuyos reflejos tengan equivocada la trayectoria de la luz. Veamos bien la luz: borrar es en la mayor parte de las ocasiones lo menos adecuado. Los lápices son fáciles de gestionar, dándole al dibujante un extraordinario control sobre la imagen a concretar. También son relativamente homogéneos. Los lapiceros, como bien sabemos, tienen distintas durezas (con más o menos cantidad de grafito). Pero la dureza y la suavidad de un lapicero no sólo la da el lápiz sino la fuerza, el "apretón" o la intensidad con la que el dibujante decide marcar el trazo en las distintas ocasiones que tiene para ello antes de ver finalizado su dibujo. El reconocimiento de un lápiz duro viene dado por la impresión de la letra H en el cuerpo alargado de cada lápiz, mientras que los blandos vienen etiquetados con una B. Esta es precisamente nuestra mejor herramienta: el juego combinado, la elección correcta de un lapiz H con un lápiz B, de una escala de Hs con una escala de Bs... Cuanto más alto sea el número alistado en cada lápiz H o B, más dureza o suavidad veremos reflejada en nuestros dibujos sobre papel.

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